La conmemoración de la semana santa data del sigo XVI en Guatemala, con la particularidad de tener como patronos y santos evocadores a Nazarenos lacerados con su cruz a cuestas. Señores sepultados en urnas de oro y cristal e imágenes de Maria Dolorosa derretidas en llanto. En Guatemala no existe la Resurrección, solo la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Con ecos profundos de la cultura maya, a las celebraciones humanas se une la naturaleza, que en los meses de marzo o abril -es una fiesta móvil-, se viste de morado en los arboles de jacarandas que adornan calles y parajes del país o rosado de los matilisgates que alfombran de flores el paso del Nazareno. Y la flor del corozo, una alma originaria del sur de Mesoamericana que con su fruto perfuma los vientos.
La semana santa guatemalteca se caracteriza por las grandes multitudes que se mueven en todo el país vestidos de cucuruchos o romanos tras los cortejos procesionales. Abarca cuarenta días, Los días de cuaresma se cuentan desde el miércoles de ceniza hasta el sábado de ramos y La semana Santa propiamente dicha, desde el Domingo de Ramos al de Resurrección. Tanto en cuaresma como en Semana Santa se multiplican al infinito creativo las expresiones culturales de los guatemaltecos.
Así, la nueva Guatemala de la Asuncion la ciudad de Guatemala, sobresale por sus grandes cortejos procesionales, con recorridos de casi veinticuatro horas, en los que penitentes o cucuruchos, cargan ornamentadas andas que van desde las pequeñas de ochenta brazos, hasta la de Jesús Sepultado del Calvario de 140 cargadores; por sus largas alfombras de flores, serrín, corozo, pino, desfilas sus escuadrones de romanos y las sonoras bandas de músicos con sus instrumentos de madera, metal y percusión, que entonan marchas fúnebres procesionales genero creado en Guatemala desde el siglo XVII. La ciudad de vuelca entre el humo del incienso y la solemnidad de sus nazarenos y sepultados, pero también se divierte y de gusta las viandas de la época: empanadas de leche y manjar, frescos de frutas como la flor de Jamaica y la horchata y, el Viernes Santo, los pescados en diferentes preparaciones: a la vizcaína o en amarillo o pescado seco.
La semana santa guatemalteca se caracteriza por las grandes multitudes que se mueven en todo el país vestidos de cucuruchos o romanos tras los cortejos procesionales. Abarca cuarenta días, Los días de cuaresma se cuentan desde el miércoles de ceniza hasta el sábado de ramos y La semana Santa propiamente dicha, desde el Domingo de Ramos al de Resurrección. Tanto en cuaresma como en Semana Santa se multiplican al infinito creativo las expresiones culturales de los guatemaltecos.
Así, la nueva Guatemala de la Asuncion la ciudad de Guatemala, sobresale por sus grandes cortejos procesionales, con recorridos de casi veinticuatro horas, en los que penitentes o cucuruchos, cargan ornamentadas andas que van desde las pequeñas de ochenta brazos, hasta la de Jesús Sepultado del Calvario de 140 cargadores; por sus largas alfombras de flores, serrín, corozo, pino, desfilas sus escuadrones de romanos y las sonoras bandas de músicos con sus instrumentos de madera, metal y percusión, que entonan marchas fúnebres procesionales genero creado en Guatemala desde el siglo XVII. La ciudad de vuelca entre el humo del incienso y la solemnidad de sus nazarenos y sepultados, pero también se divierte y de gusta las viandas de la época: empanadas de leche y manjar, frescos de frutas como la flor de Jamaica y la horchata y, el Viernes Santo, los pescados en diferentes preparaciones: a la vizcaína o en amarillo o pescado seco.
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